La ilustración
Retrato de cuerpo entero deJovellanos, pintado por Francisco de Goya y Lucientes en 1798, considerado uno de los más emblemáticos personajes de la Ilustración española. Este intelectual español accedió al cargo de ministro y emprendió reformas que no llegaron a consolidarse. En el fondo se aprecia una estatua de Minerva, diosa de la sabiduría, que parece estar "bendiciéndole".
La Ilustración fue una época histórica y un movimiento cultural e intelectual europeo especialmente en Francia e Inglaterra que se desarrolló desde fines del siglo XVII hasta el inicio de la Revolución francesa, aunque en algunos países se prolongó durante los primeros años del siglo XIX. Fue denominado así por su declarada finalidad de disipar las tinieblas de la humanidad mediante las luces de la razón. El siglo XVIII es conocido, por este motivo, como el Siglo de las Luces.
Los pensadores de la Ilustración sostenían que la razón humana podía combatir la ignorancia, la superstición y la tiranía, y construir un mundo mejor. La Ilustración tuvo una gran influencia en aspectos económicos, políticos y sociales de la época. La expresión estética de este movimiento intelectual se denominará Neoclasicismo.
La Ilustración (Lumières, en francés; Enlightenment, en inglés; Illuminismo, en italiano; Aufklärung, en alemán), en frase de uno de sus más importantes representantes, D'Alembert, «lo discutió, analizó y agitó todo, desde las ciencias profanas a los fundamentos de la revelación, desde la metafísica a las materias del gusto, desde la música hasta la moral, desde las disputas escolásticas de los teólogos hasta los objetos del comercio, desde los derechos de los príncipes a los de los pueblos, desde la ley natural hasta las leyes arbitrarias de las naciones, en una palabra, desde las cuestiones que más nos atañen a las que nos interesan más débilmente». Esto mismo nos indica que, más que el contenido mismo de sus doctrinas, lo original del movimiento fue la forma de pensamiento y valoración.
Según el teórico marxista Lucien Goldmann, la Ilustración puede ser definida como «una etapa histórica de la evolución global del pensamiento burgués». Como tal, insertaría su filiación doctrinal en el Renacimiento y, especialmente, en lascorrientes racionalistas y empiristas del s. XVII (de Descartes, a Locke, pasando por Bacon, Bayle, Galileo, Grotius,Hobbes, Leibniz, Newton, Spinoza, o los libertinos), y basa su posibilidad sociológica de desarrollo en las revoluciones políticas neerlandesa e inglesa, en el empuje de la burguesía y en las transformaciones económicas en gestación, apoyadas en una coyuntura en alza, que desembocarán en larevolución francesa.
Siglo XVIII: el inicio de las revoluciones
Ya se ha dicho que, socialmente, la Ilustración se halla inscrita en el ámbito de la burguesía ascendente, pero sus animadores no fueron ni todas las capas burguesas, ni solamente éstas. Por un lado, tuvo sus adversarios en determinados sectores de la alta burguesía comercial (como, por ejemplo, el dedicado al tráfico negrero), y, por otra parte, ciertos elementos del bajo clero o de la nobleza cortesana (caso del Conde de Aranda en España, o de los Argenson en Francia), e incluso el propio aparato estatal de despotismo ilustrado (Federico II, Catalina II, José II), la apoyaron, aunque, en este último caso, en sus manifestaciones más tímidas y, muchas veces, como simple arma de política internacional.
Los medios de que se valió el movimiento para su difusión fueron múltiples (entre otros, las sociedades secretas, como la masonería), pero, en primer lugar, hay que señalar las sociedades de pensamiento, específicas de la época, como los Amigos del país en España, o conocidas ya antes, pero potenciadas ahora, como las academias y los salones(éstos en muchas ocasiones, regidos por «femmes de lettres»). Otros vehículos de enorme importancia fueron la prensa periódica y la internacionalización de las ediciones. Por otra parte, la independencia económica del profesional de las letras, antes sujeto al mecenazgo, dio mayor autonomía a su pensamiento.
Aunque existieron diversas tendencias entre los ilustrados (que, a veces, dieron lugar a largas polémicas entre ellos por ejemplo, en torno a problemas de la propiedad, que enfrentó a fisiócratas y utópicos y a enemistades duraderas, como la de Diderot-Rousseau), reconocieron también una línea maestra común, que los hizo solidarios en su lucha. Su arma es la razón, desprovista de contenido preestablecido y convertida en un seguro instrumente de búsqueda, cuyo poder no consiste en poseer, sino en adquirir (libido sciendi). Con ella luchan contra la superstición las formas religiosas tradicionales y reveladas (llegando al deísmo o al ateísmo), al argumento de autoridad y las estructuras políticas y sociales anquilosadas, intentando eliminar cualquier elemento de misterio, extrañeza o milagro; es, por lo tanto, una ideología antropocéntrica Pope diría que «el estudio propio del género humano es el hombre», llena de un optimismo activo frente al futuro, porque cree en el progreso conseguido a través de la razón, en la posibilidad de instaurar la felicidad en la tierra y de mejorar a los hombres, de por sí buenos (Rousseau). En este sentido es un movimiento entusiasta, basado no en un frío racionalismo, sino convencido de que la sensibilidad, como aptitud para la emoción, es una potenciadora de la razón, si viene guiada por la experiencia: «a medida que el espíritu adquiere más luces, el corazón adquiere más sensibilidad», se lee en L'Encyclopédie (artículo “foible”). Al mismo tiempo, la Ilustración, forma de pensamiento de una economía de intercambio basada en el contrato comercial, tiene como rasgos distintivos el individualismo, el igualitarismo formal, el universalismo iusnaturalista, la tolerancia y el postulado de la libertad.
Despotismo ilustrado
El despotismo ilustrado es un concepto político que surge en el siglo XVIII, que se enmarca dentro de las monarquías absolutas y que pertenece a los sistemas de gobierno del Antiguo Régimen europeo, pero incluyendo las ideas filosóficas de la Ilustración, según las cuales, las decisiones del hombre son guiadas por la razón. Los monarcas de esta doctrina contribuyeron al enriquecimiento de la cultura de sus países y adoptaron un discurso paternalista. También se le suele llamar despotismo benevolente o absolutismo ilustrado; y a quienes lo ejercen, dictador benevolente.
Origenes y desarrollo
En la segunda parte del siglo XVIII, en países como Rusia, Francia, Austria y España surge el Despotismo Ilustrado de la unión del absolutismo como forma de gobierno y las ideas de la ilustración francesa. Su lema fue: "Todo para el pueblo, pero sin el pueblo". Donde el rey tenía poder casi ilimitado y a su vez sería mecenas de las artes y las ciencias. Se suponía que la razón guiaba el corazón de las personas.
El despotismo ilustrado se impuso en numerosos Estados, como Francia con Luis XV, España con Carlos III, Portugal con José I, Rusia conCatalina II, Austria con José II y Prusia con Federico II. Estos monarcas ilustrados llevaron a cabo en sus países diversas reformas: centralizaron la administración, unificando la legislación y las instituciones de todo el territorio; modernizaron la economía, fomentando la agricultura, la industria y el comercio; mejoraron las condiciones de vida del tercer estado; intervinieron en los asuntos de la iglesia, permitiendo la venta de alguno de sus bienes o expulsando a las órdenes religiosas que se oponían a sus principios, como los jesuitas; y fomentaron la instrucción pública, las ciencias y las artes.
Aunque a lo largo del siglo XVIII el Estado absolutista conoció cambios en su funcionamiento, éstos no afectaron a la estructura fundamental del poder absoluto. Con el sistema político instaurado por las monarquías reformistas se observa que el monarca sigue siendo el centro de poder y no tiene obligación de justificar sus acciones, las ideas de la Ilustración empiezan a hacerse ver entre las técnicas políticas. El absolutismo ilustrado seguía un principio básico, aumentando el bienestar del pueblo y dándole una educación básica, pero no excesiva, se conseguía que el nivel cultural del pueblo aumentase, aumentaban las posibilidades económicas de los más desfavorecidos.
A pesar de que los filósofos ilustrados criticaron la política y la sociedad de su época, no pretendieron que los cambios se dieran por la vía revolucionaria; confiaban más bien en un cambio pacífico orientado desde arriba para educar a las masas no ilustradas. Varios monarcas aceptaron las ideas propuestas por la ilustración y dieron origen al absolutismo ilustrado.
Los problemas del Estado absolutista requerían de la colaboración de personas cualificadas y con nuevas ideas, dispuestäs a reformar e impulsar el desarrollo político y económico de las naciones. El monarca ilustrado es un soberano que acepta los principios de la Ilustración y desea ponerlos en práctica para lograr una mayor eficacia en el Estado, en beneficio de éste y de los súbditos.
En los Estados donde la monarquía absoluta era débil y la aristocracia poderosa, como Suecia, Dinamarca o Polonia, la monarquía tenía que compartir su soberanía con los estamentos privilegiados. Por el contrario, las nuevas grandes potencias del siglo XVIII con monarquías absolutas poderosas, como Prusia y Rusia, crearon un ejército potente y una burocracia eficaz a lo largo del siglo.
Por otra parte, era una manera de dar una nueva imagen de las monarquías absolutas para que parecieran una forma de gobierno más transigentes con el pueblo, una manera de mejorar la imagen de las Coronas ante los ojos de los Ilustrados de ideas más renovadoras y revolucionarias.
Grandes intelectuales ilustrados
Thomas Hobbes
En su obra Leviathan, Thomas Hobbes contribuye a nutrir las corrientes del despotismo ilustrado, que veía al Estado como garante y tutor del pueblo que sufría un estado de minoría de edad permanente.
Charles de Secondat, barón de Montesquieu
Como presidente del Parlamento de Burdeos, Montesquieu ejerció una considerable influencia en la formación de la conciencia burguesa en el siglo XVIII. En realidad, era un aristócrata conservador que defendía al Parlamento como fundamento de los privilegios políticos de la nobleza frente al absolutismo real.
El espíritu de las leyes es considerada su obra más importante y fue el ideario político de la nueva generación. En ella explica cómo las leyes derivan de una serie de factores físicos, sociales e históricos: "las leyes tienen sus leyes". Éstas tienen su propia grandeza, incluso frente a la debilidad de los legisladores. Existen, según Montesquieu, tres formas de gobierno (republicana, monárquica y despótica), y la mejor será aquélla en que estén separados los tres poderes: legislativo (el que hace las leyes), ejecutivo (el que las hace cumplir) y judicial (el que dictamina la justicia).
El poder legislativo debía estar en las asambleas parlamentarias (formadas por la aristocracia), que actuarían además como intermediarias entre el ejecutivo (monarca) y el resto de la nación.
Montesquieu fue el proclamador en el continente de las ideas políticas del filósofo inglés John Locke.
François Marie Arouet (Voltaire)
Ya anciano, desde su castillo de Fresnay, Voltaire fue el "rey" de toda la Europa intelectual. Sus cartas llegaron a todos los salones ilustrados y fueron leídas con avidez y admiradas.
Introdujo en Francia la filosofía de Newton con una prosa fácil y brillante. Se negó a resolver los grandes problemas metafísicos y con su espíritu agudo trató todos los problemas del hombre de su tiempo. Fue el principal impulsor y representante del Siglo de las luces. Según Voltaire, una política fuerte es la salvaguardia de la libertad. No cree en la igualdad y le parece beneficiosa la jerarquía social.
Considera la educación como fundamental para el progreso, pero no debe generalizarse. En religión es deísta, es decir, cree en un Ser Supremo, pero lo relega a la función de Creador o primer motor de la existencia. Es además, profundamente anticlerical ("hay que tener una religión y no creer en los sacerdotes"), partidario de las reformas administrativas y civiles (prohibición de la tortura, de la pena de muerte y de las detenciones arbitrarias; mejora de los repartos de impuestos; unidad legislativa y supresión de aduanas interiores). En sus obras Ensayo sobre las costumbres y el espíritu de las naciones y el Diccionario filosófico ataca los grandes principios de la época y combate el despotismo y la autoridad.
Jean-Jacques Rousseau
Tanto Montesquieu como Voltaire representaban la tendencia racionalista de los ilustrados, pero se produjo también una reacción de carácter naturalista, cuyo representante francés más destacado fue Jean Jacques Rousseau. La personalidad ardiente y apasionada de Rousseau le llevó a desdeñar los principios fríos y racionalistas de sus antecesores ilustrados.
Las primeras obras de este pensador que alcanzaron resonancia fueron las de carácter social y pedagógico: Nueva Eloísa y Emilio, en las que exponía la virtud de un retorno a la naturaleza, desplegando las naturales cualidades humanas del amor, generosidad y piedad, y abandonando la educación intelectualista por otra basada en los conocimientos físico-naturales y artísticos.
Sus opiniones religiosas son menos audaces que las de Voltaire y Diderot, no así sus ideas políticas, que expone en El discurso sobre la desigualdad y en El contrato social. El ser humano, para Rousseau, es naturalmente bueno, pero la civilización lo corrompe. La iniquidad comenzó con el primero que dijo "eso es mío", dando origen a la propiedad, y con ella a esta sociedad. El "Contrato" es un pacto mutuo que une a un hombre (el gobernante) con todos (los gobernados). El régimen perfecto es el democrático, en el que todos los ciudadanos participan de la soberanía, que es la ley como resultado de la voluntad general. La libertad no es más que la obediencia a estas leyes.
consecuencias del despotismo ilustrado
Este sistema, visto como una etapa madura del absolutismo monárquico, decayó en los últimos años del siglo XVIII. Las ideas de la Ilustración, adoptadas por estos monarcas, fueron también la mecha que prendió en los sentimientos de las clases desfavorecidas en especial la burguesía, que cobraba mayor relevancia para combatir a un sistema absolutista voraz y generador de desigualdad social, y encaminarse hacia un gobierno constitucional.
El cuestionamiento de la metafisica
La pretensión de la metafísica ha sido la de contestar contundente mente quién o qué es el origen primero del concepto de existencia, el principio como origen de todo y el principio como fundamento de todo. Immanuel Kant es el más famoso crítico de la metafísica en la filosofía occidental, y no hay duda de que su "Crítica de la Razón Pura" es el análisis más completo de la metafísica desde el trabajo pionero de Aristóteles, que inició en el estudio de este tema.
Kant comenta que hay dos formas puras de la intuición sensible, como principios del conocimiento a priori, es decir, el espacio y el tiempo. Y a partir de esto se concluye que debido a que el espacio y el tiempo no se pueden unir, ambos deben ser meras ideas.
Las ciencias naturales (o que en su momento fueron denominadas físicas) contienen en sí los juicios sintéticos a priori como principios. Kant comentaba que: “ El espacio es una representación necesaria a priori, que sirve para la base de todas las intuiciones externas”. Si quitamos el sujeto (los seres humanos), o incluso sólo la constitución subjetiva de los sentidos en general, entonces no sólo la naturaleza y las relaciones de los objetos en el espacio y el tiempo, pero incluso el espacio y el tiempo mismos desaparecen; y que estos, como las apariencias, no puede existir en sí mismos, pero sólo en nosotros.
De igual forma Kant, en su libro Crítica de la razón pura de 1781 se cuestiona: “¿Cuál puede ser la naturaleza de los objetos considerados como cosas en sí mismas y sin referencia a la receptividad de nuestra sensibilidad? Eso puede ser bastante desconocido para nosotros. No sólo son las gotas de lluvia las apariencias, pero incluso su forma circular, es más, el propio espacio a través del cual se caen, no es nada en sí mismo, pero ambos son meras modificaciones o disposiciones fundamentales de nuestra intuición sensible, mientras que el objeto trascendental nos queda completamente desconocido.”
El pensamiento de Kant estuvo influido por el pensamiento surgido de la época de la Ilustración, por lo que al ser este un movimiento intelectual basado en un conjunto de ideas filosóficas que enfatiza la confianza en la razón para solucionar muchos males de la humanidad, constantemente crítica a la metafísica como lo hace ver en la frase: "La metafísica es un oscuro océano sin orillas o faro, sembrado de más de un náufrago filosófico."
Las características del pensamiento de la Ilustración fueron: autonomía, naturalismo y criticismo. Mediante el naturalismo se consideraba que una religión (y por extensión muchas creencias, sectas y practicantes del esoterismo) no debería tener misterios, se busca el regreso a la naturaleza misma, mientras que la revelación se presenta en forma individual, en el mismo sentido Kant llega a la conclusión de que la Iglesia es una autoridad no reconocida por la razón.
Ya que en general, la metafísica es un conjunto de proposiciones acerca de la realidad que están más allá de la experiencia por lo que queda rechazada toda posibilidad de considerar a esta como ciencia, puesto que el entendimiento solo puede manejar las categorías aplicándolas a los fenómenos, o sea, a lo dado en la experiencia. Dado que la razón es la facultad de inferir, esta lograría una totalidad suma, a estas totalidades, Kant las llamó ideas trascendentales, entre las que destacan los conceptos de: el mundo, el alma y Dios.
Recordemos que la metafísica, vista desde el punto de vista filosófico, forma parte de la ontología (rama de la filosofía en la que se trata de responder a preguntas como ¿Qué es el ser?, ¿Quién existe? Entre otras) y busca encontrar el principio de todas las cosas.
En su libro Crítica de la razón Kant sugiere una nueva prueba, llamada «de los posibles», aunque no le atribuye una importancia particular, dado que, la Providencia no ha querido que un conocimiento tan importante esté ligado a razonamientos sofisticados, sino a la «natural inteligencia de los hombres». Tal argumento puede resumirse en los siguientes términos: Lo posible no sólo es lo que no es contradictorio: esto no es más que la condición formal de la posibilidad; en efecto, lo posible supone que también existan realmente los elementos no contradictorios, que en cierto sentido son la materia de la posibilidad. De manera análoga, lo necesario no es sólo aquello cuyo contradictorio resulta formalmente imposible, sino aquello cuyo contradictorio es también realmente imposible.
Ahora bien, Kant afirma que es imposible que nada sea posible. Lo posible, empero, supone el ser como su propia condición. Ya que el ser es la condición sin la cual no se da lo posible, existe algo que es «absolutamente necesario». En breves palabras: lo posible supone estructuralmente lo necesario como condición de su existencia, y en eso consiste Dios.
Immanuel kant
El filosofo que estudio a fondo la metafisica
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